Nació en 1085 en el norte de Italia. Cuando era joven realizó una peregrinación a Santiago de Compostela cargado con unas cadenas de gran peso y apenas probaba bocado. Cuando regresó a Palermo en la Corte se contaban chascarrillos y cosas inverosímiles sobre el santo. En aquella Corte había una mujer que al oír hablar de la santidad del peregrino, prometió que haría caer a «ese pobre hombre en sus redes de lascivia». En su intento, Guillermo provocó una gran hoguera y se arrojó en ella. La mujer cayó avergonzada y prorrumpió a llorar al ver que no le tocaba el fuego al siervo de Dios. Hizo penitencia, abrazó la vida religiosa y murió santamente.