Algunos afirman que dentro de unos años tendremos un terminal en nuestras casas como hoy tenemos teléfono; que viviremos en una sociedad sin moneda en la que todas las transacciones se registrarán por medio de terminales, cargándose o abonándose automáticamente el importe en la cuenta correspondiente.
¿Por qué no? Con un terminal en casa se pueden hacer muchas cosas, desde obtener una información bibliográfica, hasta confeccionar el menú más económico que contenga una determinada cantidad de calorías, de proteínas y vitaminas.
Pero lo importante es quién será el dueño de la información accesible desde la terminal, quién decidirá lo que es accesible y lo que no lo es. En la sociedad sin moneda podremos ir por la calle sin nuestro billetero, sustituido por una simple y ligera tarjeta de identificación; pero en algún lugar podrán quedar registrados, a través de los terminales, todos nuestros pasos, sin posibilidad de evitarlo ni de rectificar.
Según esto, todo lo que hagamos podrá ser, quizás, utilizado en contra nuestra. Perspectivas apasionantes y también inquietantes.
El futuro de la informática se decidirá fuera de la informática misma.