Querido papá,
Hoy me siento aquí, con el corazón lleno de emociones encontradas, recordando cada momento que compartimos juntos. Aunque han pasado años desde que te fuiste, siento tu presencia y tu amor cerca de mí.
Extraño tu risa contagiosa, tus abrazos reconfortantes y tus palabras sabias. Fuiste mi roca, mi guía y mi ejemplo a seguir. Tus enseñanzas y valores han dejado una huella profunda en mi vida y siempre te llevaré en mi corazón.
Recuerdo los momentos felices que compartimos: las risas en el parque, las charlas en la mesa de la cena y los abrazos al final del día. Cada recuerdo es un tesoro que atesoro con cariño.
Aunque ya no puedo verte ni oír tu voz, siento tu amor a mi alrededor. Me has dejado un legado de fortaleza, perseverancia y amor incondicional. Me has enseñado a valorar las cosas simples de la vida y a enfrentar los desafíos con valentía.
Quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí. Tus sacrificios y esfuerzos no pasaron desapercibidos. Me diste la mejor educación, me brindaste apoyo incondicional y siempre estuviste presente en los momentos importantes de mi vida. Por eso, te estaré eternamente agradecido.
Aunque me duele no tenerte físicamente a mi lado, sé que tu espíritu vive en cada uno de nosotros, tus hijos. Prometo mantener viva tu memoria y seguir tus enseñanzas. Quiero honrarte siendo una persona amorosa, compasiva y generosa, tal como tú lo fuiste.
Papá, sé que estás en un lugar de paz y descanso. Te imagino sonriendo y cuidando de nosotros desde arriba. Siempre te llevaré en mi corazón y sé que algún día nos volveremos a encontrar.
Te extraño enormemente, papá. Hoy y siempre. Eres mi héroe, mi protector y mi ejemplo de vida. Gracias por ser el mejor padre que podría haber tenido.
Con todo mi amor.