Texto del libro Historia de España contada con sencillez (José María Pemán).
De no menor maravilla y acaso más portentosa desde el punto de vista del sufrimiento y la resistencia física, fue el descubrimiento y conquista del Perú. Fue llevada a cabo esta empresa por el trujillano Francisco Pizarro, pariente de Cortés, asociado con Diego de Almagro.
El descubrimiento de la tierra, partiendo hacia el sur desde Panamá, fue de una enorme dureza y gran parte de su gloria corresponde a la tenacidad y pericia del piloto Bartolomé Ruiz. Los sufrimientos y angustias de los españoles en las islas del Gallo y la Gorgona, exceden a todo lo que hayan imaginado las más atrevidas novelas de aventuras.
Hecho el descubrimiento y habiendo venido Pizarro a España a obtener la licencia para la conquista, esta se inició con doscientos veintisiete hombres que se apoderaron de una extensión de tierra poco menor que la mitad de Europa.
Para esta conquista tuvo muy en cuenta Pizarro las experiencias de su pariente Hernán Cortés y el modelo mexicano se advierte muy presente en toda su tarea. Aprovechándose de las rivalidades entre los dos incas hermanos Huáscar y Atahualpa, Pizarro con temeridad inconcebible se metió con su puñado de hombres hasta Cajamarca en el corazón del país.
Allí fingiendo entregarse al ejército de Atahualpa se apoderó de este y como este, a su vez, había derrotado a Huáscar, quedó Pizarro como dueño y señor del país en 1532.
Las rivalidades entre Pizarro y Almagro, y algunas torpezas de Hernando Pizarro, hermano del conquistador, que ocasionaron la sublevación del nuevo inca Manco Cápac, nublaron los capítulos finales de este grandioso episodio. Pero de esas nieblas, la crítica histórica saca cada vez más limpia de tacha la extraordinaria figura heroica y talentosa del gran conquistador.