Cuando las rodillas duelen durante la lluvia, muchas personas pueden atribuirlo a una sensación incómoda que parece empeorar con el clima húmedo. Aunque la ciencia aún no ha establecido con certeza por qué ocurre esto, existen varias teorías que intentan explicar esta conexión entre el clima y el dolor en las articulaciones.

Una de las explicaciones más comunes es la relación entre la presión atmosférica y el dolor articular. Durante la lluvia, la presión atmosférica tiende a disminuir. Este cambio puede afectar la presión dentro de las articulaciones, lo que a su vez podría provocar dolor o molestias, especialmente en personas que ya padecen de condiciones como la artritis. Las articulaciones están rodeadas por una membrana que contiene líquido sinovial, el cual actúa como un lubricante natural. Cuando la presión atmosférica cae, el líquido sinovial puede expandirse, ejerciendo presión sobre los tejidos circundantes y causando incomodidad.

Otro factor a considerar es la influencia de la humedad en la sensación de dolor. La lluvia a menudo está acompañada de un aumento en la humedad del aire. Este aumento puede afectar la viscosidad del líquido sinovial dentro de las articulaciones. Cuando la humedad aumenta, el líquido sinovial puede volverse más espeso o pegajoso, lo que podría interferir con el movimiento normal de las articulaciones y provocar molestias.

Además, la sensibilidad a la temperatura también juega un papel importante en la percepción del dolor en las articulaciones. Las bajas temperaturas asociadas con la lluvia pueden aumentar la sensibilidad de las articulaciones. Esto se debe a que el frío puede hacer que los tejidos circundantes se contraigan, lo que aumenta la sensación de rigidez y dolor en las articulaciones afectadas.

Por último, no se puede descartar el papel de los factores psicológicos en la percepción del dolor. Se ha demostrado que el clima puede afectar el estado de ánimo de las personas, y existe una interacción compleja entre el estado de ánimo y la percepción del dolor. Durante los días lluviosos, es posible que las personas se sientan más deprimidas o de mal humor, lo que podría hacer que perciban el dolor de manera más intensa.