Querida [Nombre de tu hija],

Desde el momento en que llegaste a mi vida, trajiste consigo una luz y una alegría indescriptibles. Nunca imaginé que tendría que enfrentar un mundo sin ti. La vida sin tu risa, tus abrazos y tu presencia se siente vacía y desoladora.

Pienso en ti todos los días. Recuerdo tu sonrisa, tu espíritu valiente y tu corazón lleno de amor. Eras una estrella brillante en nuestras vidas, y esa luz sigue brillando en cada recuerdo que guardo de ti. Aunque ya no estés físicamente aquí, siento tu presencia en cada rincón de mi corazón.

Me cuesta aceptar que ya no podré verte crecer, que no podré compartir contigo los pequeños y grandes momentos de la vida. Me duele no poder abrazarte, no poder decirte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Pero también sé que debes estar en un lugar de paz y amor, un lugar donde no hay dolor ni sufrimiento.

Aunque mi corazón está roto, encuentro consuelo en los recuerdos que compartimos. Las risas, las conversaciones, los momentos simples y especiales que vivimos juntos. Tú me enseñaste tanto en tu tiempo aquí, y esas lecciones de amor, valentía y alegría perdurarán para siempre.

Quiero que sepas que siempre serás parte de mí. Llevo tu amor conmigo en cada momento, y viviré mi vida honrando tu memoria, intentando ser la persona que tú creíste que podía ser. Sé que algún día, de alguna manera, volveremos a encontrarnos. Hasta ese momento, viviré con la esperanza y la certeza de que estás en paz y de que nuestro amor trasciende cualquier barrera.

Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y siempre te llevaré en mi corazón.

Con todo mi amor,

[Tu nombre]