Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar llamado Belén, había nacido un niñito muy especial llamado Jesús. Sus padres, José y María, lo amaban mucho y querían protegerlo de todo peligro. Pero un rey muy malvado llamado Herodes se enteró de la llegada de Jesús y se puso muy celoso y asustado, porque había escuchado que este niño sería un gran rey.
Un ángel del Señor apareció en sueños a José y le dijo que debían huir a Egipto para mantener a Jesús a salvo, porque Herodes quería hacerle daño. Así que José y María tomaron al niñito Jesús y escaparon en secreto durante la noche.
Permanecieron en Egipto hasta que el ángel volvió en sueños y les dijo que podían regresar a su tierra, porque Herodes había muerto y los que querían hacer daño a Jesús ya no estaban allí. José, María y Jesús se alegraron mucho y emprendieron el viaje de vuelta a Israel.
Sin embargo, cuando se acercaron a Belén, se enteraron de que el hijo de Herodes, Arquelao, estaba gobernando en ese lugar y José tuvo miedo de llevar a Jesús allí. Pero nuevamente, en un sueño, el ángel les dijo que fueran a la región de Galilea y se establecieran en una ciudad llamada Nazaret.
José, María y Jesús llegaron a Nazaret y se instalaron allí. Jesús creció feliz y seguro en Nazaret, cumpliendo así lo que los profetas habían dicho de que sería llamado «nazareno».
Y así, queridos niños, José y María protegieron y cuidaron a Jesús de todo peligro. Aunque enfrentaron muchas dificultades, siempre estuvieron atentos a las señales del ángel y confiaron en Dios para mantener a salvo a su hijo especial, Jesús.
Recuerden siempre que Dios cuida de nosotros y nos protege, al igual que cuidó y protegió a Jesús y a su familia en aquellos tiempos.