APRENDIENDO A REZAR COMO UN NIÑO
Actos de desagravio
Una madre fue con su hijo de cinco años a Misa. Al acabar se acercó a rezar ante un Cristo crucificado al que la madre tenía mucha devoción. Era una imagen muy realista, un Cristo muy giboso, que mostraba toda la crudeza de la pasión. Estaba a poca altura del suelo, para que los fieles se pudieran acercar y besarla.
Mientras ella rezaba, el niño miraba al Crucificado. Al cabo de un rato le preguntó a su madre:
-Mamá, ¿está muerto?
-Sí. (Silencio)
-¿Y quien lo ha hecho?
-Pues… nuestros pecados.
-¿Los míos también?
La madre dudó, pues no estaba segura qué responder.
Al final se decidió: -Sí, los tuyos también. (Silencio)
El niño se acercó a los pies del Señor, los besó, y dijo:
-Perdona, Jesús.
Han sido nuestros pecados los que han causado esa terrible Pasión a Jesús. No podemos acostumbrarnos a ver los Crucifijos, y mucho menos a no dar importancia al pecado. Como decía San Josemaría, hemos de abominar cualquier tipo de pecado.
ANÉCDOTA DE DESAGRAVIO