Según la leyenda, era una creyente de Palermo que a los 13 años unos malvados piratas la cogieron prisionera y la llevaron a Túnez. Cuando se repuso de su desembarco empezó a predicar el Evangelio y a curar enfermos. Entonces, a los moros, que pensaban acabar con ella, les asaltó la duda y la llevaron a una selva donde habitaban bestias salvajes. Pero se hizo amiga de los animales y con su palabra convirtió al Cristianismo a los cazadores que se cruzaban en su camino. Los musulmanes estaban muy molestos con lo que hacía y el gobernador mandó que la encarcelaran sin nada de alimento. Al salir estaba perfectamente de salud y la única solución para acabar con su vida fue cortarle la cabeza.