El Sol, la estrella en el centro de nuestro sistema solar, es una esfera de plasma caliente compuesta principalmente de hidrógeno y helio. Aproximadamente el 74% de su masa es hidrógeno, mientras que el 24% es helio. Estos dos elementos ligeros son los más abundantes en el universo y son cruciales para la generación de energía del Sol.

Composición elemental

Hidrógeno: El hidrógeno es el elemento más abundante en el Sol. En su núcleo, el hidrógeno se somete a un proceso de fusión nuclear, donde los átomos de hidrógeno se combinan para formar helio. Esta reacción libera una cantidad enorme de energía en forma de luz y calor, que es lo que sentimos en la Tierra.

Helio: El helio es el segundo elemento más abundante en el Sol. Se forma como resultado de la fusión del hidrógeno en el núcleo. Aunque el helio no participa directamente en las reacciones nucleares principales del Sol, su acumulación en el núcleo influye en la dinámica y evolución de la estrella.

Elementos pesados: Además del hidrógeno y el helio, el Sol contiene trazas de elementos más pesados, como oxígeno, carbono, neón y hierro. Estos elementos, aunque representan menos del 2% de la masa solar, desempeñan roles importantes en la química y física de las capas externas del Sol y en la formación de estructuras estelares.

Estructura del Sol

El Sol se divide en varias capas, cada una con características y funciones específicas:

  1. Núcleo: Es la región central del Sol, donde ocurren las reacciones de fusión nuclear. La temperatura en el núcleo alcanza unos 15 millones de grados Celsius, proporcionando las condiciones extremas necesarias para la fusión.
  2. Zona radiativa: Rodeando el núcleo, esta zona se extiende hasta aproximadamente el 70% del radio solar. En esta región, la energía generada en el núcleo se transfiere hacia el exterior principalmente a través de la radiación. Los fotones pueden tardar miles de años en atravesar esta zona debido a la densidad del plasma.
  3. Zona convectiva: Más allá de la zona radiativa, esta capa se caracteriza por el movimiento convectivo del plasma. Las corrientes de convección llevan el calor desde el interior hacia la superficie del Sol.
  4. Fotosfera: Es la «superficie» visible del Sol, desde donde se emite la luz que vemos. Tiene una temperatura de aproximadamente 5,500 grados Celsius y es la capa desde la cual se emite la mayor parte de la luz solar.
  5. Cromosfera: Una capa más delgada y menos densa que la fotosfera, visible durante los eclipses solares como un borde rojizo alrededor del Sol.
  6. Corona: La capa más externa, que se extiende millones de kilómetros hacia el espacio. Es sorprendentemente caliente, con temperaturas que pueden superar el millón de grados Celsius. La corona es la fuente del viento solar, un flujo constante de partículas cargadas que afectan todo el sistema solar.

El motor del Sol

El proceso que alimenta al Sol es la fusión nuclear, específicamente la fusión del hidrógeno en helio a través de una serie de reacciones llamadas «cadena protón-protón». Esta cadena de reacciones libera una inmensa cantidad de energía en forma de radiación electromagnética, que luego viaja a través de las diferentes capas del Sol antes de escapar al espacio.