Había una vez una mujer llamada María y un hombre llamado José. Ellos estaban prometidos y esperaban tener una vida juntos. Un día, María recibió una noticia muy especial: el Espíritu Santo había concebido un bebé en su vientre. Este bebé sería muy especial, porque sería el hijo de Dios.
Cuando José se enteró de esto, se sintió confundido y preocupado. Pero entonces, algo increíble sucedió. Un ángel del Señor apareció en un sueño a José y le dijo que no tuviera miedo de recibir a María como su esposa, porque el bebé que ella llevaba era un regalo de Dios. El ángel le dijo que el bebé se llamaría Jesús y que él sería el Salvador, quien salvaría a las personas de sus pecados.
José confió en el mensaje del ángel y obedeció. Se casó con María y juntos esperaron el nacimiento de Jesús. Cumpliendo lo que había dicho el profeta, una virgen daría a luz a un hijo y su nombre sería Emanuel, que significa «Dios con nosotros».
Finalmente, llegó el día del nacimiento de Jesús. José estaba allí para cuidar y proteger a María. El bebé Jesús nació en un lugar humilde, en un establo, y fue colocado en un pesebre.
José y María se sintieron muy felices al ver a su bebé. Lo llamaron Jesús, tal como el ángel les había dicho. Jesús fue el regalo más precioso para el mundo, porque él vino a traer amor, paz y salvación a todas las personas.
Desde ese día, la historia del nacimiento de Jesús se ha contado una y otra vez, recordándonos el gran regalo que Dios nos dio. Celebramos su nacimiento en Navidad, compartiendo amor y alegría con nuestras familias y amigos.
La historia del nacimiento de Jesús nos enseña sobre el amor de Dios y cómo él está siempre con nosotros. Nos recuerda que no importa quiénes seamos o de dónde vengamos, todos somos amados y especiales a los ojos de Dios.
Y así, el maravilloso nacimiento de Jesús nos llena de esperanza y nos muestra el camino hacia una vida llena de amor, paz y bondad.