Ella es Mary Ann Bevan quien era conocida como la «mujer más fea del mundo» pero cuando conozcas su vida la llamarás la «persona más hermosa del mundo».
Casada con Ann sufrió de acromegalia debido a la cual tuvo un crecimiento anormal y distorsión facial. Tras la muerte de su marido, sin sostén de la familia en la casa, acumulando deudas y necesidades financieras de sus 4 hijos decidió entrar al humillante concurso y ganó el título ofensivo de «la mujer más fea del mundo» más tarde fue contratada por un circo, recorrió diferentes ciudades donde La gente vino a reír y a humillarla. Ella soportó el ridículo de los demás para criar a sus hijos y darles una mejor calidad de vida. Murió en 1933.
Hasta el día de hoy, la sociedad juzga a las personas por su apariencia física, si nuestros ojos pudieran ver almas en lugar de cuerpos, Mary Ann habría sido la mujer más hermosa del mundo.
Mary Ann Bevan, nacida el 20 de diciembre de 1874 en Peckham, Londres, es conocida por haber sido una de las personas con acromegalia más famosas del siglo XX.
La acromegalia es una enfermedad endocrina crónica causada por un exceso de la hormona del crecimiento en la edad adulta, lo que resulta en el ensanchamiento de los huesos y los tejidos blandos del cuerpo. En el caso de Mary Ann Bevan, la acromegalia causó un notable crecimiento en su rostro y extremidades.
En 1931, Mary Ann Bevan participó en un concurso de belleza organizado por la revista «The Daily Mirror», llamado «La Mujer Más Fea del Mundo». A pesar de su apariencia física alterada debido a la acromegalia, Mary Ann Bevan impresionó a los jueces con su carisma, confianza y actitud positiva, ganando el concurso.
A partir de entonces, Mary Ann Bevan se convirtió en una figura pública, y su historia ayudó a crear conciencia sobre la acromegalia y la aceptación de la diversidad física. Aunque su apariencia era inusual, Mary Ann Bevan se mostró fuerte y segura de sí misma, desafiando los estándares de belleza convencionales de la época.
Mary Ann Bevan falleció el 26 de diciembre de 1933 a los 59 años de edad. Su legado perdura como un símbolo de valentía y aceptación, y su participación en el concurso de belleza destacó la importancia de mirar más allá de las apariencias y valorar la verdadera belleza interior de una persona.