Baroja es uno de los mejores escritores en nuestra lengua y uno de los que mejor describió en sus novelas madrileñas el cambio del siglo XIX al XX, una etapa repleta de transformaciones. Perteneció a la Generación del 98 e imprimió a sus textos la amargura, la nostalgia y el hastío existencial que destilaban los trabajos de aquellos autores. Su visión del mundo se refleja a través del Madrid de la época en novelas como La busca o El árbol de la ciencia. En ambas, la ciudad se convierte en protagonista, además de escenario de la acción que transcurre en los bajos fondos del casco histórico y de las afueras de aquella ciudad que crecía y se transformaba cada día.
Los lugares en los que vivió y escribió Pío Baroja, así como sus rincones favoritos como la Cuesta de Moyano o el centro de Madrid en torno a la Puerta del Sol serán los espacios clave en los que se recuerde y celebre la obra del autor de títulos ya clásicos como Zalacaín el aventurero o Las inquietudes de Shanti Andía.
La cuesta de Moyano, singular enclave cultural madrileño, este espacio de la ciudad era uno de los lugares preferidos del escritor y el homenaje reunirá, el próximo mes de octubre, a familiares, escritores, libreros y representantes del mundo editorial que, junto a la estatua de Baroja, reivindicarán la vigencia del autor.
Cuesta de Moyano, C. Claudio Moyano, 1, 28014 Madrid
Pío Baroja y Nessi (San Sebastián, 28 de diciembre de 1872–Madrid, 30 de octubre de 1956) fue un escritor español de la generación del 98. Baroja, que se doctoró en medicina, terminó abandonando dicha profesión en favor de la literatura, actividad en la que cultivó la novela y, en mucha menor medida, el teatro. En su obra, en la que con frecuencia deja traslucir una actitud pesimista, dejó plasmado su individualismo. Su pensamiento político, no exento de ambigüedades, transitó por las simpatías por el anarquismo de su juventud, la oposición a la Segunda República y la defensa de una dictadura militar, no abandonando nunca su anticlericalismo.