Se puede residir en una comunidad de vecinos sin conocer al inquilino de enfrente, sin saber a qué se dedica el morador del piso de abajo y sin tener ninguna información de cómo viven las vecinas del piso de arriba. Algo así, pero con un final letal, sucedía en la finca situada en el número 14 de la calle Horticultor Corset de Valencia.
“Desde 2004 no salen de casa. Son dos mujeres mayores, de más de 80 años.
No abren la puerta a nadie, sólo a sus sobrinos”, comentaba una de las dos vecinas del sexto. Las hermanas Luisa y Vicenta Alabau se tenían la una a la otra, no tenían hijos, sólo familiares lejanos. No salían a pasear, ni siquiera a hacer la compra puesto que periódicamente recurrían al envío al domicilio de una cadena de supermercados valenciana. La soledad extrema era tal que los vecinos de bloque habían alertado a los Servicios Sociales del Ayuntamiento. “Ni siquiera abrían al asistente social. La puerta estaba cerrada con llave y esta metida en la cerradura”, explicaban los inquilinos.
A la fuerza
La puerta 13, séptimo piso, del número 14 de la calle Horticultor Corset se abrió ayer a la fuerza. A las nueve horas de la mañana, los sobrinos realizaron la visita a la que acostumbraban. Metieron la llave en la cerradura sin éxito. Llamaron al timbre y nadie abrió la puerta. Recurrieron a los bomberos para intentar entrar en el piso. La desgracia se olió. Los bomberos consiguieron abrir la puerta. Uno de los sobrinos preguntó a su tía dónde se encontraba su hermana: “Está por ahí dentro, por la casa”, contestó. La señora no se equivocaba. Su hermana estaba en su hogar, pero muerta.
¿Cuáles han sido las causas de la muerte? La policía baraja dos hipótesis: un accidente doméstico o una enfermedad. Habrá que esperar al resultado de la autopsia. ¿Cuánto tiempo permaneció inerte en su propia casa sin que su hermana lo apercibiera? Las mismas fuentes señalaban que el fallecimiento de la señora se pudo haber producido ayer o el pasado viernes.
Mañana alterada
Este trágico suceso alteró la mañana a los vecinos de la tranquila plaza. Según los testimonios de los residentes del bloque de viviendas, “no era la primera vez que los bomberos abrían la puerta número 13, ya que el pasado mes realizaron la misma tarea”.
Las hermanas Alabau, que hace años eran tres junto con Concepción que ya falleció, llevaban una vida en la más estricta intimidad, aunque algunos vecinos confesaban que entre ellas discutían. Apenas tenían relación con otros inquilinos. “Nosotros respetábamos su soledad”, aseguraban los residentes. “El año pasado no las vi, pero imagino que saldrían aunque yo no las viera”, explicaban. Hoy una de ellas abandonó definitivamente su hogar. A las 14.40 horas, su cadáver era transportado por dos trabajadores del retén fúnebre.
C. V. M./VALENCIA