Alice Cooper, conocido por su extravagante presencia en el escenario y su estilo de rock teatral, ha revelado en varias entrevistas que ha adoptado el cristianismo. A pesar de su conversión, Cooper prefiere mantener un perfil bajo respecto a su fe, evitando hacer alarde de su religión. Él mismo ha mencionado:
«Es muy fácil prestar atención a Alice Cooper y no a Cristo. Yo soy rockero, nada más. No soy filósofo. Considero que disto mucho de ser un cristiano bien formado. Así que no busques respuestas en mí».
Esta declaración subraya su humildad y su deseo de no convertirse en un portavoz religioso, sino simplemente compartir su fe personal sin desviar la atención del mensaje principal que desea transmitir.
En una entrevista de 2001 con el diario británico The Sunday Times, cuando se le preguntó cómo podía reconciliar su imagen de rockero rebelde con su fe cristiana, Cooper respondió de manera contundente:
«Beber cerveza es fácil. Destrozar la habitación de un hotel es fácil. Pero ser cristiano, eso es duro. ¡Eso es una verdadera rebelión!».
Con esta respuesta, Alice Cooper no solo defiende la seriedad y el compromiso que implica vivir una vida cristiana, sino que también redefine el concepto de rebelión, señalando que la verdadera rebeldía reside en desafiar las expectativas mundanas y seguir un camino espiritual. Esta perspectiva ofrece una visión más profunda y reflexiva de un artista cuya vida y carrera han estado marcadas por la provocación y la transgresión, mostrando una faceta inesperadamente introspectiva y comprometida con sus creencias personales.