Ante la campaña para instaurar el aborto como un bien legal a proteger con la ley
LO INSEGURO ES ABORTAR
Atención Latinoamérica: desgraciadamente en Europa ya hemos pasado por ahí…
(El abortismo seguro de “Médicos sin Fronteras”)
Dedicada a Lola, (no me llames Dolores)
Sigue la crítica a los que impulsan la ideología «somos muchos hay que matar a un buen porcentaje, o impedir que nazcan»…
(El abortismo seguro de “Médicos sin Fronteras”)
Una vieja táctica embaucadora de los grupos abortistas es asociar machaconamente aborto “ilegal e inseguro”. Buscan que la gente acepte la legalización del aborto como algo “seguro”. Sus argucias son: hinchar las cifras de muertes maternas por abortos “ilegales e inseguros”, hacer caso omiso de los millones de bebés intrauterinos muertos y ocultar todas las secuelas que sufren muchas mujeres tras los abortos “seguros”. Dan la impresión de que es un juego de adjetivos (“seguro” frente a “inseguro”). En realidad, lo real e inevitablemente inseguro es el aborto en sí, sobre todo el abortismo como práctica sistematizada y promocionada a escala internacional. Y es peor que inseguro: es letal para millones de niños y niñas intrauterinos, y muy dañino psíquica y físicamente para las madres y la sociedad, aunque los abortos se cometan bajo pago a un negocio abortista con cobertura legal.
Que sea “ilegal”, podría empeorar a veces lo que por sí es nefasto, pero de hecho evita millones de abortos y sus seguras consecuencias pésimas. Una ley penal justa no sólo reprime la injusticia, sino que además posee un efecto pedagógico porque mucha gente tiende a identificar lo legal o despenalizado con lo bueno o aceptable. Y no se justifica una barbarie con la excusa de reducir un supuesto agravamiento, sobre todo cuando los datos sobre tales prácticas ilegales son arbitrarios y falaces. La deshumanización de un homicidio en serie no se clasifica en “segura” e “insegura”, sino que hay que frenarla en su conjunto. La alternativa al aborto no es la hipocresía de aprobarlo, apoyarlo y promoverlo, sino la educación sexual auténtica, las adopciones, la verdadera emancipación de la mujer, el cuidado de la familia y una justicia social completa.
Parece que nunca extirparemos de la tierra todos los crímenes y homicidios, pero desde luego el camino para reducirlos al máximo no es el de permitir y alentar un gran número de ellos, con la torpe excusa de evitar supuestos males mayores. El hecho es que donde no se permite ni favorece el abortismo, a la vez que se ayuda a las madres y las familias, se minimizan tanto las muertes de abortados como las de abortadoras. Sólo pierden los que se lucran con el abortismo y los ideólogos de la eugenesia global.
Hace días “La Razón”, uno de los pocos medios supuestamente no abortistas, dedicaba un editorial y una página entera a recoger un informe de “Médicos sin Fronteras”. El mapa del rotativo acerca de la legalización del aborto es muy erróneo incluso sobre España, pues se indica que el límite legal español es de sólo “doce semanas” y “bajo condiciones”. Quien lea el código penal, descubrirá que en España un solo supuesto, el “terapéutico”, permite cualquier aborto en cualquier mes, aparte de que el nulo control administrativo y judicial tolera el fraude de ley.
Sin sentido crítico el periódico recogía en su titular la habitual propaganda abortista del informe: “Abortos ilegales e inseguros”. El dato de “veinte millones de abortos ilegales e inseguros” es arbitrario y tendencioso. Si de verdad son clandestinos, ¿cómo pueden tener datos tan precisos a escala mundial?. El abortismo no se basa sino en reiteradas mentiras y manipulaciones del lenguaje (“interrupción voluntaria del embarazo”, “preembrión”, “producto de la fecundación”, “salud reproductiva”, etc.). Uno de los principales ex-abortistas, el dr. Nathanson, ya lo explicó en una conferencia del Colegio de Médicos de Madrid en el año 1982. Para su despenalización en los EEUU los abortistas se inventaban unas cifras desorbitadas de abortos “inseguros e ilegales”.
Dr. Pablo López López