Homenaje a la que, humilde, me ha seguido…
He hablado con personas que hace tiempo nos dejaron y he susurrado en los oídos de mis hijos incluso antes de que nacieran. He compartido mis alegrías y mis tristezas con otras personas y mis preocupaciones y mis temores con sirios y troyanos, opinando con vehemencia de lo divino y lo humano, a veces con razón y otras no tanto.
Continúa el cuento…
Tú que has estado siempre a mi lado, tímida y discreta, con tu figura a veces larguirucha y otras algo rechoncha. Tú que has disimulado mis defectos, que no te ha importado ni el color de mi piel, ni mi edad, ni mi posición económica . Tu que imitas mis gestos y que estarías dispuesta a ocultar tu brazo derecho o tu pierna si a mi me faltasen con tal de parecerte más a mí…
A ti, que solo la oscuridad te arredra, te dedico hoy estas líneas y te prometo no dar motivos para que nadie te ponga en entredicho, y jamás se pueda decir de mi, que tengo “mala sombra”.