Es donde Dios me quiere
“ A media noche, el hombre dijo: Ha llegado la hora de dejar mi casa y buscar a Dios. ¿Quién me ha tenido en engaño tanto tiempo?”. Dios le respondió, sereno: “Yo”. Pero el hombre nada oía.
La madre dormía dulce, con el niño dormido en el pecho, a un lado de la cama. Dijo el hombre: “¿Quiénes sois vosotros que me habéis engañado tanto tiempo?”. La voz de Dios dijo otra vez: “Ellos son Dios”. Pero el hombre nada oía.
El niño gritaba en sueños, apretándose contra su madre. Dios le dijo al hombre: “Detente, necio, y no dejes tu hogar”. Pero el hombre nada oía. Y Dios suspiraba tristemente: “Por qué querrá venir a mí, abandonándome”.
La madre dormía dulce, con el niño dormido en el pecho, a un lado de la cama. Dijo el hombre: “¿Quiénes sois vosotros que me habéis engañado tanto tiempo?”. La voz de Dios dijo otra vez: “Ellos son Dios”. Pero el hombre nada oía.
El niño gritaba en sueños, apretándose contra su madre. Dios le dijo al hombre: “Detente, necio, y no dejes tu hogar”. Pero el hombre nada oía. Y Dios suspiraba tristemente: “Por qué querrá venir a mí, abandonándome”.
Sigue con una breve reflexión…
Dios está en todas partes. Pero cada uno solo puede encontrarle donde Dios le espera. Y Dios nos espera en cada momento en la tarea concreta que nos encomienda para ese momento.
Hacerle esperar es “darle plantón”
Agustín Filgueiras Pita, Sacerdote