El trabajo es importante no si está bien considerado o bien pagado, sino si se hace bien. Por eso no tiene ningún sentido menospreciar a las personas que nos sirven. El servicio es la mejor parte del olvido de sí: vale quien sirve. Actitudes como ¿quién eres tú para decirme lo que tengo que hacer? o negarse a hacer la cama: que la haga «la chica» que para eso le pagamos, está de sobra absolutamente. Esto revela la siguiente anécdota:
Cada persona es importante
Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: «¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?». Pensé que seguramente era una broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero ¿cómo iba yo a saber su nombre?.
Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. «Absolutamente», dijo el profesor. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son significantes y merecen ser vuestra atención, aun sólo si ustedes les sonríen y dicen «Hola».
Yo nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dora.
….Y, ¿sabe el nombre de las personas que hacen cosas por usted?