Texto del libro Historia de España contada con sencillez (José María Pemán).
Y la civilización de esta España mora, que llegó, como ahora veremos, a ser la más brillante y famosa de la época, no debe llamarse, como es corriente, árabe, sino «española», porque española era la mayor parte de la gente que la produjo y originales y propias son todas sus cualidades.
En realidad, los árabes no produjeron una civilización absolutamente propia en ninguna parte de las muchas tierras que llegaron a poseer.
Donde aparece bajo su dominio una civilización brillante, es porque ya existía en el país dominado un fondo de civilización que es el que la crea y sostiene. Así en España casi todo lo que se suele llamar «árabe» son cosas españolas y originales, íberas de origen y raíz.
Así, el «arco de herradura», que ya existe en iglesias españolas del tiempo de los godos; así, el cante y el baile andaluz, que vienen seguramente de los bailes y los cantos, ya famosos, de aquellos primitivos españoles de Tartesos. Y si en el norte de África, en Marruecos, se encuentran cosas muy parecidas a estas de España, no es porque los moros las trajeran aquí, sino por ese fondo común y de familia que tenían todos los españoles de uno y otro lado del Estrecho; o sea, los íberos y los moros.