La tarde del 13 de mayo de 1981 –fiesta de la Virgen de Fátima– estaba Ali Agca en la plaza de San Pedro preparado para asesinar al Pontífice.
Este ciudadano turco había sido condenado en su país por el asesinato de un famoso periodista, pero había logrado escapar de la cárcel de extrema seguridad de Kartel.
A las 17:17 disparó sobre Juan Pablo II, pero el Papa salva la vida milagrosamente. En espera del proceso, el criminal se encuentra en la cárcel romana de Rebibbia. Allí recibe la visita del entonces Cardenal Vicario de Roma, Ugo Poletti –fallecido en febrero de 1997–.
El Cardenal quiere saber la razón del atentado.
Pero es Ali Agca el que pregunta primero:
– ¿Quién es esa Fátima que dicen que ha salvado al Papa?, porque yo sé disparar y tiré a matar.