La
lealtad, virtud en alza
La lealtad es fidelidad a la amistad sincera; es
mantener la palabra dada, aunque las consecuencias sean perjudiciales para uno;
es decir a las espaldas lo mismo que se dice a la cara. La lealtad es una
virtud de hombres y mujeres “de una pieza”.
mantener la palabra dada, aunque las consecuencias sean perjudiciales para uno;
es decir a las espaldas lo mismo que se dice a la cara. La lealtad es una
virtud de hombres y mujeres “de una pieza”.
Cuando al Fundador del Opus Dei le preguntaban cuál era la virtud que más le gustaba, solía decir: “¡Lealtad!”.
Otras veces decía otra
virtud muy relacionada con la lealtad: La sinceridad.
virtud muy relacionada con la lealtad: La sinceridad.
“Siempre he pensado que la
falta de lealtad por respetos humanos
-por el miedo al `qué dirán’- es
desamor…, y carencia de personalidad”. [i]
En primer lugar, lealtad
con Dios. Seguidamente, lealtad con la Iglesia de Jesucristo: “Cada día has de crecer en lealtad a la
Iglesia, al Papa, a la Santa Sede… Con un amor siempre más ¡teológico!”. [ii]
con Dios. Seguidamente, lealtad con la Iglesia de Jesucristo: “Cada día has de crecer en lealtad a la
Iglesia, al Papa, a la Santa Sede… Con un amor siempre más ¡teológico!”. [ii]
Y, después, lealtad con los amigos.
No le importaban nada a
Josemaría Escrivá las posibles incomprensiones que le sobrevinieran por ser
leal con aquellos que habían caído en desgracia, y a los que otros evitaban el
trato para que no ser arrastrados en el fracaso. Por eso, se sentía
profundamente agradecido cuando alguien vivía con su persona la lealtad hasta
el heroísmo.
Continúa con una sorprendente anécdota de lealtad…
Se jugó la mitra… y ganó el Cielo
A Don Leopoldo Eijo y Garay, Obispo de Madrid, cuando en momentos de persecución sobre la Obra dio la cara por él incluso por escrito, y fue por ello criticado, llegó a decirle:
“-Señor Obispo, no me defienda más, abandóneme”.
“-¿Por qué me dice esto?”, se sorprendió Don Leopoldo.
“-Porque defendiendo al Opus Dei, se está jugando la mitra de Toledo” (estaba vacante la sede del Primado y había personas influyentes que podrían poner el veto para que no fuera nombrado el Arzobispo de Madrid).
“-Josemaría, me juego el alma. No puedo abandonarle ni a usted, ni al Opus Dei”. [iii]
[i] Surco, n. 370
[ii] Surco, n. 353
[iii] Entrevista, pg. 180