Las famosas escaleras circulares que vemos en los castillos medievales no tienen un diseño fortuito, sino que están concebidas de esta manera por unos motivos muy concretos.
Estas escaleras de caracol solían estar ubicadas en las torres y a lo largo de las paredes exteriores, su finalidad era dificultar el acceso de los hipotéticos enemigos a los pisos superiores del castillo.
Los guerreros con sus armaduras debían tenerlo muy difícil para subir en fila por aquellas retorcidas escaleras defendidas por los moradores de la fortaleza.
Adicionalmente, la orientación de las escaleras favorecía la defensa desde arriba hacia abajo, pues el atacante tendría su mano derecha obstruida por la estructura, mientras el defensor podía maniobrar su arma con mucha mayor libertad y desde una altura superior.