La Confesión versus el Sicólogo
Todo el mundo sabe que la Confesión es uno de los secretos mejor guardados que existen, más que el de la Coca Cola. Que hay sacerdotes que han muerto antes de revelar cualquier detalle de la confesión… que jamás se diría nada ante una pregunta que tenga que ver con algo revelado en confesión, ni siquiera si viene de años atrás, o si es de una persona fallecida…
Por eso los sacerdotes no frecuentan tabernas, ni se emborrachan… no se les conoce «debilidades», ni se les puede extorsionar…
La noticia es precisamente la locura de uno entre cien mil.
¡Qué gran injusticia para los cien mil!
Cuando uno de nosotros, con la ayuda de Dios (Gracia) se arrepiente y le pide perdón (confiesa) el sacerdote, en nombre de Dios, le perdona y le dice vete en paz. Ya está.
El sicólogo, nos escucha, nos aconseja, nos cobra, nos da otra cita. Pero no nos perdona y quiÉn sabe si nos da paz… QuiÉn sabe si se emborracha. Y a nosotros, ¿qué? Nuestra relación con él se acaba después de la consulta.
La confesión, invento divino, es lo más grande para la paz del alma. Conviene practicarla regularmente. La anécdota siguiente es sólo un chascarrillo, un chiste, por que habla de un cura que se fue de la lengua y ESO NO OCURRE. Pero te sirve para ilustrar la importancia de la puntualidad. Y a nosotros para explicar la importancia de la confesión secreta… Ahora, el chiste-anécdota…
La importancia de la puntualidad
(Una historia ficticia sobre puntualidad)
El Padre Pascual recibía su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo.«Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que se había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo…
Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio». Justamente en este momento llegó el político, por lo que se le dió la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo: «Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre a nuestra Parroquia… De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él…».
Mártir de la confesión
Sacerdote español martirizado por guardar secreto de confesión camino a los altares
P. Felipe Císcar Puig
VALENCIA, 29 Mar. 07 / 07:29 am (ACI).- La Santa Sede sigue la causa de beatificación del sacerdote valenciano Felipe Císcar Puig, considerado mártir de sigilo sacramental, por ser martirizado durante la persecución religiosa de 1936, por guardar el secreto de confesión.
En declaraciones a Avan, el vicepostulador de la causa, Padre Benjamín Agulló, señaló que el P. Puig, natural de la localidad valenciana de Piles, «es considerado mártir de sigilo sacramental ya que fue fusilado al negarse a revelar la confesión que administró a un religioso franciscano momentos antes de que fuera también asesinado».
Agregó que «el fraile franciscano Andrés Ivars pidió ser confesado cuando se encontraba en la cárcel de Denia a finales de agosto de 1936 al intuir su próximo fusilamiento y en ese momento Císcar fue conducido a la prisión. Tras la confesión, intentaron arrancarle su contenido y ante su negativa a revelarlo, los milicianos le amenazaron con matarle».
«Al verle tan seguro, le llevaron a un simulacro de tribunal donde se le conminó para la revelación del sigilo, y como aún así continuó firme en su postura, afirmando que prefería morir, los milicianos le condenaron a muerte. Subidos a un coche, Felipe Císcar y Andrés Ivars, fueron llevados al término de Gata de Gorgos y allí fueron fusilados el 8 de septiembre de 1936», anotó el vicepostulador de la causa.
Felipe Císcar Puig había cursado sus estudios en el Seminario de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1888. Después de varios cargos en distintas parroquias, desde 1906, sirvió como capellán a las religiosas agustinas descalzas de Denia.
Los sacerdotes Felipe Císcar y Andrés Ivars forman parte de la causa de canonización de los Siervos de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros y compañeras mártires», en la que figuran un total de 36 religiosos franciscanos.
En la actualidad, el proceso se realiza en Roma, en la Congregación para las Causas de los Santos donde fue enviada la documentación, una vez concluido en Valencia el proceso diocesano, a la espera de que puedan ser beatificados.
Extraído de aquí…