Estudiar
con tesón
Para
Josemaría Escrivá, el estudio es una «obligación grave»;[i]
hasta el punto de no considerar a una persona como «buena» si
descuidara este deber imperioso: «Frecuentas los Sacramentos, haces
oración, eres casto… y no estudias… -No me digas que eres bueno: eres
solamente bondadoso».[ii]
Y no se refería solamente a los que están en su
etapa de formación académica, sino, también a los profesionales que han de
estar al día en su profesión para mejor servir a los beneficiarios de su
trabajo: médicos, abogados, arquitectos, profesores, periodistas, etc.
Abominaba de la pereza mental, y estimulaba a rendir los talentos -pocos o
muchos- que cada uno hubiera recibido: «Al
que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea».[iii]
Y, está claro, el que puede ser sabio y no lo es, será porque no estudia
suficiente, porque no se organiza, porque es perezoso o desordenado.
No hay lugar indecoroso para el estudio Hasta los últimos días de su vida -narra el Postulador de la causa de Beatificación- dedicó tiempo y esfuerzo al estudio diario de la Sagrada Escritura, de los Padres de la Iglesia y de manuales serios de Teología.