El 16 de abril es el Cumpleaños de Benedicto XVI
11 de abril de 2006, 9h46 | |
Una tarta en forma de piano por el cumpleaños de Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO (AFP) – Una tarta de
cumpleaños de chocolate y con forma de piano, preparada por los
estudiantes de una institución del Opus Dei en Viena, fue el regalo que
el lunes recibió el papa Benedicto XVI por su 79o. cumpleaños, que será
el 16 de abril.
La pasión por el piano del papa alemán, que hizo instalar uno en sus departamentos del Vaticano, es muy conocida.
Joseph Ratzinger, convertido en Papa el 19
de abril de 2005, festejará el primer año de su Pontificado tres días
después de su aniversario de nacimiento, que este año coincide con el
domingo de Pascua.
Está previsto que Benedicto XVI festeje su
cumpleaños en Castelgandolfo, la residencia de verano de los Papas en
la campiña romana, donde está previsto que pase varios días de
vacaciones. Un helicóptero le llevará el domingo hasta allí tras la
bendición pascual ‘Urbi et Orbi’.
Benedicto XVI se quedará hasta el 22 de
abril en Castelgandolfo, que abandonará para dar la audiencia semanal
de los miércoles en el Vaticano y para asistir el domingo 21 a un
concierto en presencia del presidente de la República de Italia, Carlo
Azeglio Campi, y del alcalde de Roma, Walter Veltroni.
Pulse en leer más… para obtener Anécdotas que muestran la cara humana de los Papas.
Las historias de los Papas cuentan con anécdotas muy curiosas que ponen de manifiesto que la Iglesia -además de trascendente- tiene una dimensión muy humana que hace que cualquiera pueda verse reflejado y sentirse identificado con ella.
El primer Cónclave en sentido estricto surge en 1241 cuando Mateo Rosso Orsini encierra a los electores bajo llave (cum clave) en el palacio romano del Septizonium para apresurar la elección del nuevo Pontífice. La gran anécdota tuvo lugar en 1271 cuando los habitantes de Viterbo (Italia), cansados tras casi tres años de reflexiones, sondeos, deliberaciones y votaciones, decidieron encerrar a los diecisiete electores restringiéndoles la dieta a pan y agua y retirándoles las tejas del palacio, dejando así a los cardenales a la intemperie. Estos, para protegerse del frío construyeron pequeñas chozas de madera. Las crónicas de la época justifican este gesto afirmando que el cardenal Juan de Toledo había aconsejado abrir el techo para dejar entrar al Espíritu Santo. El resultado fue la rápida elección de Gregorio X (1271-1276).
Una anécdota simpática tuvo lugar tras el nombramiento del Papa Juan XXIII (1958-1963). Cuentan que en su primera noche como Pontífice pidió al cardenal Nasalli que se quedara a cenar con él. Pero el purpurado le dijo que era costumbre que los Papas comieran solos, a lo que el recién elegido respondió: «¡Tampoco de Papa van a dejarme hacer lo que me de la gana!». El cardenal, accediendo a la petición preguntó: «¡Santidad!, ¿puedo traer champán?». Juan XXIII respondió: «¡Sí, por favor, pero no me llame Santidad, que cada vez que así lo hace me parece que me está tomando el pelo!».
Otro curioso sucedido tuvo lugar en el Cónclave que eligió a Pío IX como Sumo Pontífice (1846-1878); en el momento del recuento de las votaciones él era el escrutador de las papeletas y leía en voz alta los nombres que iban saliendo. Cuando llevaba dieciocho seguidas con su nombre, Giovanni Mastai-Ferretti, pidió que otro cardenal continuara la lectura. Al ver que su petición había sido rechazada, terminó leyendo en voz alta: «¡El Papa soy yo!».
No es ningún un secreto que Pío XII (1939-1958) era un gran aficionado a las carreras de coches y que le gustaba la velocidad. Cuentan que un día mandó instalar un cronómetro en el coche papal para animar a su conductor a que fuera más rápido por las calles de Roma y por el interior del Vaticano. Para los habitantes del pequeño Estado se hizo habitual ver circular por sus calles el vehículo oficial a gran velocidad. Su nombramiento también había sido anecdótico: tras cuatro intentos frustrados para que saliera la fumata blanca, por la chimenea salía humo de todos los colores, así que el nuevo Pontífice tuvo que ser anunciado por la megafonía de la Plaza de San Pedro.
por Jaime Vázquez Allegue, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca