Mi Querida Mamá,
A pesar de que el tiempo ha pasado desde tu partida, mi corazón sigue lleno de un dolor inmenso, como si fuera ayer cuando te abracé por última vez. Tu ausencia se siente como un agujero en mi vida, un vacío que nadie más puede llenar. Extraño cada parte de ti: tus risas, tus consejos sabios y el amor incondicional que siempre me diste.
Las lágrimas fluyen cada vez que te recuerdo, cada vez que pienso en esos momentos compartidos que ya no volverán. Desearía haber tenido más tiempo a tu lado, haber expresado con más fuerza cuánto significabas para mí. Tu partida dejó un dolor profundo, una sensación de pérdida que parece abrumarme cada día.
No hay palabras suficientes para expresar lo mucho que te extraño, lo mucho que desearía volver atrás en el tiempo para poder abrazarte una vez más. Cada día enfrento la realidad de que ya no estás físicamente aquí, y ese hecho sigue rompiendo mi corazón.
Sé que donde estés, estás en paz, pero para mí, tu ausencia es una herida que no termina de sanar. Me aferro a los recuerdos, a las fotografías y a cada pequeño detalle que me conecta contigo, pero aún así, la pena parece no desvanecerse.
Eres y siempre serás mi madre, mi guía, mi apoyo. Aunque ya no pueda verte, tu amor sigue siendo mi refugio en medio de esta inmensa tristeza. Te extraño tanto, mamá. Ojalá pudiera tener la oportunidad de decirte una vez más cuánto te quiero y cuánto significas para mí.
Con todo mi amor y mi eterna tristeza.