A más ocupación, más oración
Un hombre de estado, ocupadísimo, preguntaba a un obispo, también cargado de ocupaciones:
-¿Cuál es el secreto de la serenidad de su espíritu y del admirable resultado de sus obras?.
– A todas vuestras ocupaciones, mi querido amigo, – le dijo el obispo- añadid todas las mañanas media hora de meditación. Despacharéis más fácilmente vuestros asuntos, y aún podréis coger algunos más.
-¿Cuál es el secreto de la serenidad de su espíritu y del admirable resultado de sus obras?.
– A todas vuestras ocupaciones, mi querido amigo, – le dijo el obispo- añadid todas las mañanas media hora de meditación. Despacharéis más fácilmente vuestros asuntos, y aún podréis coger algunos más.
Continúa la anécdota con una reflexión…
“ El labrador no pierde el tiempo mientras prepara las herramientas “, dice un viejo refrán castellano. El tiempo que emplea en esa tarea, lo gana con creces después…
A la oración vamos a ponernos a punto nosotros mismos. Y nosotros somos la principal herramienta en nuestro trabajo.
Agustín Filgueiras Pita, Sacerdote