De cómo un juez dejó a un matón en su sitio, conservando su propia vida.
Don León Armisen es un juez correccional de La Habana famoso por sus sentencias, justísimas todas ellas.
Existía hace algún tiempo en La Habana un «matón» que por la menor cosa la emprendía a bofetadas con cualquiera.
Un día fue llevado ante el juez correccional, que enterado de que el matón había jurado matarle si le condenaba, le dijo:
-Ya sé que piensa usted quitarme de en medio si le condeno, y como estoy muy a gusto en este mundo, voy a absolverle. Pero sepa usted que absolveré igualmente a todos cuantos le peguen a usted.
La sentencia corrió rápidamente por La Habana, y fueron tales las palizas que recibió el matón, que éste no volvió a actuar.