Estaba una vez un joven africano que creía en Dios y uno del poblado que no creía en su existencia, quiso burlarse del joven, y dejarlo en evidencia por sus creencias, cuando este joven se le acercó, le pregunto:
‑ «¿Cómo sabes tú que existe Dios, Daniel?»
Daniel, a su vez, respondió:
– «¿Cómo sabes tú que una PERSONA, o un PERRO, o un BURRO ha estado alrededor de tu choza?.
‑ «Lo descubro por las huellas que dejan en la arena del suelo».
‑» También yo descubro a Dios por las huellas que deja, la Huella de Dios».
Cuantas veces, nos cuesta descubrir en la naturaleza la «huella» de Dios, pues toda la creación, nos habla de su existencia, solo, se requieren ojos capaces de descubrirlo