San Carlos Borromeo estaba jugando una partida de ajedrez. Junto a él, un grupo de religiosos y seglares discutían respecto a lo que cada uno de ellos haría si de pronto les notificasen que el mundo se acabaría en el espacio de una hora.
San Carlos se dirigió a ellos y dijo:
– Yo seguiría jugando mi partida de ajedrez.Sigue la anécdota con una corta explicación…
Si en algún momento nos diese miedo que Dios nos encontrase donde estamos, sería porque estamos en mal sitio, fuera de lugar.
Debo tratar de hacer en cada momento lo que creo que el Señor espera de mí en ese momento. Entonces, en lugar de querer cambiar de sitio, me alegrará que me encuentre donde me espera.
Don Agustín Filgueiras Pita, Sacerdote.