Las madres nos dicen las cosas tantas veces que parece que se han rayado. Deberían aprender a decirlas de modos diferentes, para que parezcan distintas… como lo de «beba Coca Cola», «Coke is it», «la chispa de la vida»… (y tantas otras maneras de solicitar que consumamos el líquido producto).
Las correcciones nos llegan de muchos sitios: en los años de la infancia, de los padres, profesores y otros formadores (sacerdotes, preceptores, catequistas, monitores) y amigos/as. Luego de nuestro marido o mujer (de ahí llegan muchas); también de las vecinas y compañeros de trabajo; luego de los hijos. Y también, como dicen, del enemigo: «del enemigo, el consejo».
Pero debemos hacer caso a las correcciones. Y modificar nuestra conducta. Si pulsas leer más… averiguarás lo que le pasó a Miss Texas, que hizo oídos sordos a su problema.
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‘Miss Sorda de Texas’ fallece arrollada por un tren que no oyó Washington (Estados Unidos)