Los hombres de Iglesia son muy especiales siempre.
Son únicos por que son elegidos por el Hacedor y les otorga misiones concretas.
Por eso cuando un eclesiástico se apunta al ejército del mal, es especialmente perverso. Y eso oímos a menudo en los mass medis: escándalos.
De todos los cerebros de la Iglesia (gente con vocación divina) hay uno que destaca.
Su nombre es Tomás de Aquino (fue santo) y tenía muchas genialidades. Contamos una para situarnos: el nunca dejó de recordar cada palabra de cada hoja de cada libro que leía.
Para mí imposible.
Pues oigamos a este gran sabio: había una cosa que no entendía…
Sigue…
Ese que decía que recordaba cada palabra leída, sin embargo no entendía cómo había personas que se acostaban en pecado mortal, esto es sin implorar el perdón de Dios (su Creador) a través del sacramento de la Penitencia.