Nació en Sayula, Jal. (Diócesis de Ciudad Guzmán), el 13 de marzo de 1875. Párroco de Unión de Tula, Jal. (Diócesis de Autlán). Sacerdote poeta de fina sensibilidad. Consagró su sacerdocio a la Virgen Santísima de Guadalupe.
Con todo su corazón imploró: «Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro sacerdocio con el martirio ¡Fiat voluntas tua!» Por eso, cuando tuvo que abandonar su parroquia y ocultarse en la población de Ejutla, Jal., y cuando llegaron las tropas federales para apresarlo, su rostro resplandecía de paz y gozo, y se despidió diciendo: «Nos vemos en el cielo».
En la madrugada del 28 de octubre de 1927 fue conducido a la plaza de Ejutla. Arrojaron la cuerda a una rama gruesa de un árbol de mango, hicieron una lanzada y la colocaron al cuello del sacerdote.
Luego quisieron poner a prueba su fortaleza y con altanería le preguntaron: «¿Quién vive?» La valiente respuesta fue: «¡Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!»
Entonces la cuerda fue tirada con fuerza y el señor cura Aguilar quedó suspendido. Se le bajó de nuevo y se le repitió la pregunta: «¿Quién vive?»
Por segunda vez dijo con voz firme: «¡Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!» Nuevamente al mismo suplicio y por tercera vez, el «¿Quién vive?»
El mártir agonizante, arrastrando la lengua repitió: «Cristo Rey y Santa María de Guadalupe».