Tener cosas materiales no nos hace felices, sentimos que nos falta algo y ese algo es Dios.
Puede ser que ya lo conozcamos y estemos alejado de Él por el pecado, no pasa nada, Él lo sabe, nos quiere y nos ayuda a volver a su lado. La sensación de estar en sus brazos protegidos nos debe dar paz interior, no estamos solos. Santo no es el que no peca, Santo es el que se levanta una y mil veces.
Y los que no le conocen, hay que rezar por ellos para que tengan esa conversión que ocurrió con nosotros.
Dejamos una reseña de un libro recomendado sobre cómo ser feliz con Dios…
Jennifer Fulwiler en su libro, se decía a sí misma que era feliz. ¿Por qué no iba a serlo? Ganaba bastante dinero, acababa de casarse con un gran hombre y vivía en una buena casa donde podía contemplar la puesta de sol tras las colinas de Austin mientras saboreaba tranquilamente una copa de vino… Criada en una familia feliz, y atea, Jennifer tuvo desde siempre la libertad de pensar por sí misma y seguir sus propias reglas. Sin embargo, una sombra de oscuridad la había estado acompañando durante toda su vida. Y esas dudas la llevaron a preguntarse qué era lo que de verdad importaba en la vida (UN ENCUENTRO INESPERADO. CÓMO BUSCANDO LA FELICIDAD EN TODAS PARTES ACABÉ ENCONTRANDO A DIOS).