Me contaba un amigo que vió como un hombre en un hospital cogía tierra del suelo y se lo tiraba a una imagen de la Virgen, inmediatamente apareció alguien de seguridad para parar al furioso hombre, pero había una monja por allí que le dijo al de seguridad:
-Deténgase porque está haciendo oración (el pobre hombre estaba furioso porque su mujer está a punto de morir en una habitación del hospital y era su forma de protestar a Dios).
Con esta anécdota deducimos que hacer oración es hablar con Dios y contarle nuestras cosas, enfados, alegrías, tristezas, proyectos, etc.
San Josemaría animaba a las personas que se acercaban a él a transitar el camino de la amistad con Cristo. Les explicaba que el trato con el Maestro no necesita de excesivas formalidades ni de complejos métodos. Basta acercarse a él con sencillez, como a cualquier otro amigo. A fin de cuentas, ese es el modo en que le trataron quienes más le querían, mientras vivió entre ellos.