Un vecino de Abraham Lincoln, le encontró cierto día con sus dos hijos en la calle. Iba paseando con los dos chiquillos cogidos de la mano, que lloraban amargamente

 

Se cuenta que una vez estaba Abraham Lincoln, paseando con dos hijos en un parque, los llevaba cogidos de la mano y llorando amargamente, cuando uno de sus vecinos le vio, sorprendido de verlos llorar tan desconsolados le pregunto :
 
– Hola, Señor Lincoln, ¿Qué les ocurre a los niños que están llorando tan desconsoladamente?
 
A lo que Abraham Lincoln le contestó:
 
– Pues mire Ud, les sucede lo mismo que al mundo entero, tengo tres nueces, y quieren dos cada uno.
 
 
 
Moraleja: Es bueno considerar la importancia de ser generoso y pensar en los demás, buscando su bien y no el nuestro personal, ya que el egoísmo es una de las causas principales de discordia.