Había un viejo tren abandonado en una vía abandonada en el medio de la nada. Nadie sabía por qué el tren estaba allí ni por qué nunca se había movido. Pero la gente del pueblo sabía que era un lugar peligroso, y nadie se atrevía a acercarse.

Una noche, un grupo de adolescentes decidieron aventurarse y explorar el vagón abandonado. Armados con linternas, caminaron por la vía oxidada y finalmente llegaron al tren.

Al principio, todo parecía normal, pero a medida que se adentraban en el vagón, comenzaron a sentirse incómodos. El aire estaba pesado y oscuro, y el silencio era abrumador. De repente, escucharon un sonido que venía de una de las ventanas rotas del tren.

Se asomaron y vieron algo aterrador: una figura oscura y espectral, con ojos brillantes que los miraba fijamente. Gritaron y corrieron hacia la salida, pero la puerta estaba cerrada con llave.

Aterrorizados, comenzaron a buscar una forma de escapar. Mientras tanto, la figura oscura se acercaba cada vez más. Podían sentir su aliento frío y húmedo en la nuca.

Finalmente, uno de ellos encontró una barra de hierro y logró abrir la puerta. Corrieron hacia la vía, dejando atrás el vagón y la figura oscura.

Desde entonces, nadie se ha aventurado a acercarse al tren abandonado, y la figura oscura sigue acechando en su interior, esperando a su próxima víctima.

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