Siempre hay que esforzarse en la consecución de objetivos… Dejamos la siguiente anécdota sobre la perseverancia…
La historia del viejo y el caballo
Cuenta una antiguo cuento chino que un hombre mayor tenía dos amores: su hijo y sus caballos de pura sangre. La llamaremos la fábula del viejo y del caballo.
Una noche un críado se dejo la puerta del establo abierta y el mejor caballo del hombre se escapó. Era una gran perdida para él, y todos los vecinos de la aldea vinieron a darle consuelo y lamentar su mala suerte. Pero el hombre no estaba afectado y les dijo: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”.
Una semana más tarde el pura sangre volvió acompañado de una yegua y de otros caballos de mucho valor. Los vecinos fueron a visitar al viejo y le felicitaron por su buena suerte. De nuevo, el hombre no mostraba signos de una gran alegría, y repitió: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”. Los vecinos se extrañaban de su comportamiento.
El hombre decidió aprovechar la llegada de los caballos salvajes y se dispuso a adiestrarlos con la ayuda de su hijo. Pero uno de los caballos era muy rebelde y al intentar domarle, su hijo cayó y se fracturó una pierna. Cuando vino el médico aseguró que siempre se quedaría cojo. Los vecinos otra vez se acercaron para darle consuelo al viejo, pero nuevamente repitió: “buena suerte o mala suerte, ¿quién sabe?”. Esta vez los vecinos ya le tomaron por loco.
Pasaron un par de años y estalló una guerra. Los soldados del rey vinieron al pueblo y obligaron a todos los hombres jóvenes válidos a enlistarse para ir a combatir un lejano y peligroso enemigo. El hijo del viejo se salvó por cojo, y los vecinos volvieron a sorprenderse de la suerte del viejo. Pero, ya sabéis lo que dijo el hombre…