Héctor y su padre veían la televisión. Salieron en la pantalla unas actrices famosas, y el joven alabó en voz alta su belleza. La respuesta de su padre le gustó mucho: «No te engañes. Sólo son niñatas, nenas monas. Para mujer-mujer: tu madre».
Héctor y su padre veían la televisión. Salieron en la pantalla unas actrices famosas, y el joven alabó en voz alta su belleza. La respuesta de su padre le gustó mucho: «No te engañes. Sólo son niñatas, nenas monas. Para mujer-mujer: tu madre».