«Se cuenta de Santo Tomás de Aquino que tenía fama de ser hombre de pocas palabras. Un día le preguntó su hermana qué hacía falta para ser santos. Y casi sin detenerse, según iba andando contestó el Santo: querer».
«Se cuenta de Santo Tomás de Aquino que tenía fama de ser hombre de pocas palabras. Un día le preguntó su hermana qué hacía falta para ser santos. Y casi sin detenerse, según iba andando contestó el Santo: querer».