Un sacerdote con experiencia enuncia las 5 Leyes del Oratorio.
Qué hay que tener principalmente en cuenta en la Iglesia, Capilla u oratorio.
Quizá es más útil para un colegio o una catequesis, para una plática o una charla…
Las Leyes del Oratorio
Experiencia de una plática, de tema transversal, que puede ser muy útil en todos los cursos del Colegio. Es un pequeño resumen de normas de urbanidad de la piedad.
Ley n.1. La Señal de la Cruz. Signarse.
Conviene hacer el “teatro” de hacer bien la señal de la Cruz: el signo de la Cruz, la más sencilla ceremonia del cristiano. Empieza en la frente, baja la mano hasta la cintura, se señala el hombro izquierdo y se dice el Amén en el derecho. Sin chuparse el dedo, que no lo dice el Catecismo.
Ley n.2. La Genuflexión.
Cuando se entra al Oratorio –o a un templo–, si se ve encendida la lámpara del Santísimo, se saluda al Señor haciendo una genuflexión, poniendo la rodilla derecha en tierra, manteniendo el cuerpo y la cabeza erguidos, mirando de frente al Sagrario. La mano derecha puede estar sobre el pecho, extendida. Y, como recomendaba San Josemaría, decir la jaculatoria: Te adoro con devoción, Dios escondido, interiormente.
No es necesario hacer la señal de la Cruz en este momento. Tampoco parece saludo adecuado hacerlo de lado, como las pinturas egipcias, se puede hacer la broma.
Ley n.3. Inclinación de cabeza, ¿cuándo?
Es lo más adecuado hacer inclinación de cabeza, sólo de cabeza, cuando se saluda al Altar, al Crucifijo, a una imagen de la Virgen. Interesa remarcar que esa inclinación no es de estilo indio, sino sólo la cabeza permaneciendo el cuerpo erguido, sin forzar la figura, con naturalidad.
Ley n.4. Rezar en voz alta, para que nos oiga el Señor.
Cuando se reza en voz alta, nos dirigimos a Dios o a la Santísima Virgen, y nos deben entender. Por lo tanto, rezaremos pronunciando bien las palabras, sin gritar, pausadamente, … Procurando ir a la vez que los otros que también rezan en ese momento. Guardando las pausas normales de cada oración; por ejemplo, el Padrenuestro –rezarlo varias veces hasta que suene bien–, el Avemaría, el Ángelus, etc.
Ley n.5. No somos serpientes.
Para introducir y recordar las veces que sea necesario hasta conseguirlo, sobre el modo de pasar del sentado al de rodillas, o de estar de rodillas a sentarse, sin deslizar la popa por el borde del banco, se puede decir eso para corregir la corruptela. Conviene enseñar a pasar de una postura a otra a través del de pié, sobre todo si son jóvenes y pueden hacer esos movimientos con la elegancia correspondiente.
Don Isidoro Bernal