Contenidos
- Canciones Olvidadas
- Recordando lo Bueno de la Vida
- Jardines Encantados
- Cultivando la Felicidad
- Senderos Recorridos
- Expresándote con Firmeza y Ternura
- Murmullos de Consciencia
- Admitiendo Errores
- Lluvia de Recuerdos
- Moderando las Exageraciones
- Colinas Invisibles
- Perdonándote a ti Misma
- Vientos Cálidos
- Manteniendo la Calma
Mi Querida Nieta:
¡Que rápido pasa el tiempo! Me parece que fue sólo ayer cuando cantaba canciones de cuna para hacerte dormir. Aún recuerdo cuando me buscabas ansiosa para que te contara o leyera algunos cuentos de hadas. Hoy ya eres toda una mujer y tienes tu propio hogar. Ahora eres tú la madre y conoces lo que es el inmenso amor que se siente por nuestros hijos. Es una eterna felicidad.
Igualmente estoy segura que a veces te angustiarás por su futuro, por su educación y por su bienestar. No te preocupes tanto, las oportunidades que nos da la vida son enormes. Todas estas cosas me han hecho reflexionar en mi propia vida, en lo que he aprendido y en mis experiencias. Me di cuenta que para realizar nuestros sueños se necesita audacia,perseverancia y optimismo. Mi maestra del quinto grado era una bellísima persona, y siempre nos inculcó que el optimismo es un hábito en tu modo de pensar… «mientras más lo practicas, más rápido lo aprendes». Te confieso que he tenido experiencias dulces y amargas sinembargo, traté de ver el lado positivo de las situaciones tristes,como me recomendaba mi maestra –– la señorita Anita –– y me resultó.
Tengo muchas historias que contarte
Razón decidí escribir «Los Consejos de la Abuelita». Deseo que estos consejos y cuentos sean mi herencia para ti, para tu hija y para toda nuestra familia. Quiero que estos recuerdos pasen de una generación a otra, que ellas puedan aprender de lo que pasó en mi vida y lo que aprendí de ella. Espero que se conviertan en una tradición familiar.
Sé que una de las tareas más difíciles de la vida es la de ser madre, especialmente para nosotras que tenemos influencias de dos culturas y tenemos que adaptarnos a ambas.
Creo que ya sabrás que para ser una buena madre no existe una receta específica. Recomiendo que uses unas cucharadas de buenas y sinceras intenciones, varias tazas de comprensión, dedicación y abnegación, mezcladas con kilos de amor, las cuales te harán la tarea mucho más fácil.
Mi querida nieta, no existe ningún curso en la escuela que nos enseñe cómo ser madres, es algo que aprendemos intuitivamente. Por eso espero que estos consejos que te entrego con todo mi amor te sirvan de guía y te iluminen en tu papel de madre.
Te quiero mucho,
Tu abuelita
Canciones Olvidadas
Recordando lo Bueno de la Vida
Es más fácil dar consejos que practicarlos. Toma mucho tiempo cambiar de actitud ante ciertas situaciones, y más aún cuando la autoestima está baja.
Cuando desees cambiar tu forma de actuar, debes hacerlo con entusiasmo, con empeño, con insistencia y dedicación.
Entonces, y sólo entonces, tendrás resultados positivos.
Para que logres tener una autoestima alta es indispensable que aprendas a reconocer tus habilidades y debilidades. A veces cuesta mucho trabajo reflexionar sobre nosotras mismas, cómo somos realmente y cuáles son las metas que hemos logrado. Pues bien, comienza a pensar sobre ti misma y anota en tu diario las cosas que más admiras en ti.
¿Te has dado cuenta lo valiosa qué eres?
¿Cómo lograste sobrevivir entre dos culturas y quizás hablando dos idiomas?
¿Cómo te esfuerzas trabajando, criando a tus hijos y luchando por tu familia?
¿Sabes cuáles son tus cualidades? ¿Sabes cuáles son tus fortalezas?
Te aseguro que después de practicar estos ejercicios te sentirás mucho mejor. Siempre acuérdate de cuántas cosas buenas han pasado en tu vida y de cuánto amor has entregado a tus hijos y familia. Créeme, estos ejercicios te ayudarán a amarte y admirarte a ti misma.
Jardines Encantados
Cultivando la Felicidad
A través de los años he aprendido que mientras tengas una actitud sincera y genuina te será más fácil solucionar los conflictos. Es esencial mantener un estado de felicidad interna, de infinita paz.
A mí me servía mucho irme al jardín y cuidar de mis rosas. ¿Te recuerdas cuando te enseñé cómo injertar dos colores en una misma rosa? Tan orgullosas estábamos que invitamos a todo el vecindario a examinar nuestro experimento. Eso nos subió la autoestima hasta el cielo.
Ahora bien, si eres capaz de mantener una autoestima alta, serás capaz de solucionar los problemas con facilidad. Y lo más importante, te sentirás mejor contigo misma, con tu familia y con los demás.
Por eso, basada en mi experiencia te recomiendo que siempre:
- Te quieras a ti misma
- Aprecies tus cualidades
- Confíes en tus habilidades
- Pienses positivamente
- Adquieras más conocimientos
- Te trates bien
Senderos Recorridos
Expresándote con Firmeza y Ternura
Sabemos que en esta vida nadie es perfecta. Por lo tanto, cuando los planes no te resulten tan perfectos como esperabas, no te desesperes.
Aprende la lección de cómo hacerlo mejor la próxima vez.
De la misma forma que analizamos nuestras acciones, debemos convencernos que nadie es culpable de las acciones de los demás.
Cuando tenemos dudas de que algo no resultó como queríamos o nos sentimos culpables de haber causado algún conflicto, lo más saludable es tratar siempre de expresar cuidadosamente nuestras frustraciones o temores. Te recomiendo que lo hagas de una manera civilizada y respetuosa hacia los demás.
Cuando nos sentimos culpables, por lo general reprochamos y acusamos a los demás. Muchas veces nos sentimos avergonzadas, lo cual nos lleva a hacernos daño a nosotras mismas y a los demás.
Seguramente te encontrarás en situaciones donde te sentirás responsable de todo lo que ocurre a tu alrededor. Otras veces te atemorizará enfrentar tus propios errores.
Te contaré que me he encontrado en estas situaciones difíciles muchas veces. Me he sentido llena de miedo y toda confundida, pero dicen que después de la tormenta viene el arco iris… y es verdad, porque en cuanto se me pasaba la ira, comenzaba a comunicar mis emociones con más sinceridad y claridad.
Recuerda que tanto la ira como la tristeza son emociones naturales y normales. Debemos aprender cómo aminorarlas, de tal forma que no perjudiquen nuestra salud. No obtenemos nada con una actitud negativa plagada de resentimientos.
La vida me ha enseñado que podemos solucionar enormes problemas cuando estamos dispuestas a perdonar. Aquí me viene a la mente lo que mi abuelita me decía:
«Hijita mía, trágate el orgullo porque no engorda».
Es necesario que comuniques tus sentimientos y que aprendas a perdonarte. Cuando te equivoques, admítelo y pide perdón, y no te critiques tanto. Sobre todo, se bondadosa contigo misma, así te aliviarás y volverás a sentirte feliz.
Murmullos de Consciencia
Admitiendo Errores
Cuando ofendas a alguien siempre trata de disculparte. No pienses que si lo haces te perjudicarás; al contrario, te sentirás mejor. Nosotras debemos tomar la responsabilidad de enseñar positivamente a nuestros hijos.
No te recomiendo imponer tus ideas a tus hijos, la única manera que asimilarán tus ideas es con ejemplos. Cuando te sientan decir, «lo siento de todo corazón», entonces aprenderán a perdonar. Es importante que le des este ejemplo a tus hijos. Te respetarán mucho más porque les estás demostrando lo fuerte y honesta que eres.
Si te cuesta perdonarte o no sabes cómo realizar este ejercicio, trata de hacer lo que yo hacía; buscaba un tiempo libre—como si a nosotras nos sobrara alguno—y escribía una lista de los errores que había cometido. Al principio se me hacía difícil porque debía comenzar por el que más me costaba admitir. ¿Y sabes cuál era? Yo creo que ya habrás adivinado: era muy porfiada y no seguía ningún consejo.
¡Cómo nos cambia la vida! Ahora yo los estoy dando.
Te lo garantizo querida, este ejercicio no falla. Cuando lo termines, repasa la lista una y otra vez y, definitivamente, perdónate.
En cuanto a la famosa listita, no tienes que guardarla ni menos mostrársela a nadie. Así que después del ejercicio, rómpela.
Lluvia de Recuerdos
Moderando las Exageraciones
Me imagino que de tanta frustración, más de alguna vez habrás sentido unas enormes ganas de gritar. Como también otras veces, de tanta ira, se te revuelven los nervios adentro, como que un volcán está pronto a explotar. Todas hemos sentido esas emociones; son normales, no te alarmes.
Recuerdo el día del casamiento de mi hermano Fernando. Yo tenía apenas 16 años y estaba feliz porque iba a ponerme un vestido precioso de color celeste que mi mamá había diseñado. Un mes antes encargamos que tiñeran mis zapatos del mismo color; yo iba a ser toda una novedad en la fiesta y estaba segura que todos me admirarían.
Bueno, el zapatero mandó a decir unos días antes que no los podía tener listos para ese sábado. Mi primo, Nibaldo, recibió el recado pero se olvidó decírmelo. Cuando supe la noticia casi me morí de ira, desesperación y lloré por horas.
Por supuesto que el no tener esos zapatos no fue el fin del mundo.
Menos mal que, mi mamá solucionó el problema con unos zapatos viejos que ella misma pintó. Sin embargo, para mí el enojo fue muy grande. Mi primo y mi hermano consideraron que yo era una exagerada.
Como ves, la ira es una emoción muy fuerte, especialmente cuando no se cumple algo que deseábamos de todo corazón. Lo importante es que te des cuenta cuando tu reacción es exagerada y que trates de considerar a los demás y las circunstancias en que se encuentran.
Colinas Invisibles
Perdonándote a ti Misma
Si no lo haces a tiempo, tu molestia aumentará y te dominará, lo cual te traerá malos resultados; no serás capaz de controlar tu comportamiento ni las palabras que usas. Lo peor es que te haces daño a ti misma y a los seres que más amas.
Para aprender a controlar el enojo se necesita habilidad, firmeza y práctica. Cuando te enojes piensa que tienes derecho a sentirte de esa manera pero, al mismo tiempo, trata de encontrar la verdadera razón por la cual estás enojada.
Busca la «médula del problema» y podrás lidiar mejor con tu dolor y enojo. Por ejemplo, si estás frustrada con las veinte personas al frente de ti en el mercado, piensa … que quizás el problema fue algo que pasó en casa esa mañana.
Tampoco trates de suprimir la ira o pretender que no estás enojada, eso es peor. Ya te expliqué que es peligroso negar los sentimientos, porque si lo haces vas a llegar a «explotar», perjudicándote a tí misma y también a otros.
Es necesario que conozcas tus opciones. No hay fórmulas mágicas para «controlar» el enojo. Yo también caí en el círculo vicioso de reaccionar precipitadamente cuando estaba enojada.
Por supuesto que me he arrepentido de esas acciones.
La mejor manera de no repetir nuestros errores es dejar de castigarse y martirizarse con las palabras «Yo debería haber….» o «Si me hubiera….». El aspecto más importante del arrepentimiento es perdonarse a si misma, y en el futuro resolver la situación en forma distinta.
Vientos Cálidos
Manteniendo la Calma
Cuando quieras señalar que estás enojada no utilices palabras ofensivas porque lo único que conseguirás es quedar mal. Debes indicar con calma lo que realmente deseas. Sin grandes pretensiones te voy a decir lo que a mí me ha beneficiado.
Haciéndome estas simples preguntas he logrado reconocer mis sentimientos. Trata de contestarlas y examina qué te molesta.
¿Qué cosas te ponen furiosa?:
- ¿De ti misma?
- ¿De tus hijos?
- ¿De tu marido o novio?
- ¿De tu familia?
- ¿Del trabajo?
Una vez que tengas claro el motivo por el cual estás molesta, vuelve a conversar con la persona o personas que te enojaron y trata de resolver la situación. Estando calmada podrás expresar mejor tus sentimientos y la causa de tu disgusto de manera firme pero cálida, sin reproches ni agresiones.
Recuerda que como muchas otras cosas en la vida, la manera de expresarnos y el control de los sentimientos deben practicarse, y esto requiere tiempo y paciencia. Cuando lo logres verás que mejorarán las relaciones con tu familia y amistades. Con afecto se cambian las cosas, no con enojo.