«El corazón es lo que hay que quebrantar. Y no temas perder el corazón al quebrantarlo, pues dice el salmo: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro”. Para que sea creado este corazón puro, hay que quebrantar antes el impuro».
«El corazón es lo que hay que quebrantar. Y no temas perder el corazón al quebrantarlo, pues dice el salmo: «Oh Dios, crea en mí un corazón puro”. Para que sea creado este corazón puro, hay que quebrantar antes el impuro».