¿Es esta la «formula mágica» que a todos nos gustaria saber, como llegar a la meta de nuestra vida? Santo Tomás de Aquino nos hace una pequeña reflexión…
Se cuenta que Santo Tomás de Aquino, yendo de camino al concilio de Lyon, tuvo la desgracia de tropezar y caer herido, lo condujeron al monasterio benedictino de Fossonova. Allí cerca vivía su hermana Teodora. Un día en que fue a visitarlo, consciente de la fama de santidad que rodeaba a Santo Tomas, esta le comentó:
– Tomás, ¿Cómo se convierte uno en santo?
– Queriendo –le respondió el santo
– ¿Queriendo? ¿Eso es Todo? –respondió su hermana sorprendida.
– Todo –subrayó el santo- lo que uno puede hacer. Dios pone el resto. Pero recuérdalo bien: el amor es cosa de voluntad. Se ama queriendo querer.
Es importante querer, pero Dios es el que opera en nuestra alma en gracia, solo se requiere docilidad a la gracia.