Me desperté temprano en mi primer día en Alcalá de Henares, emocionado por explorar esta histórica ciudad española. Después de un delicioso desayuno en mi hotel, me dirigí hacia el centro histórico de la ciudad, a pocos minutos a pie de mi alojamiento pasando por la Parroquia Santa María la Mayor.
Mi primera parada fue en la Casa Natal de Cervantes, donde pude conocer más sobre la vida del famoso escritor y ver algunos de sus objetos personales. Luego, caminé hacia la Plaza de Cervantes, donde me sorprendió la belleza de la fuente central y el gran número de terrazas de cafeterías que la rodean.
Después de disfrutar de un café con vistas a la plaza, me dirigí hacia la Catedral de los Santos Niños Justo y Pastor, una impresionante catedral que combina diferentes estilos arquitectónicos y que alberga una importante colección de arte sacro. Quedé impresionado por su majestuosidad y la atención al detalle en cada uno de sus rincones.
Por la tarde, fui al Convento de San Bernardo, pasando por el recinto amurallado, donde pude disfrutar de una colección de arte religioso muy interesante. También tuve la oportunidad de conocer a algunas de las monjas que viven allí y que amablemente me explicaron más sobre su vida cotidiana y su trabajo en el convento.
Una visita que también hice fue al Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares.
Terminé el día visitando el Colegio Mayor de san Ildefonso y la capilla del colegio, la Catedral de los Santos Justo y Pastor, la Ermita de Santa Lucía y el Oratorio de San Felipe Neri.
Antes de irme de Alcalá de Henares visité el Palacio Laredo.
En resumen, mi experiencia en Alcalá de Henares fue maravillosa. La ciudad tiene una rica historia y una gran cantidad de lugares interesantes para visitar. Además, su tamaño compacto hace que sea fácil de recorrer a pie y disfrutar de su ambiente tranquilo y acogedor. Sin duda, es un destino que recomendaría a cualquiera que esté interesado en la historia, el arte y la cultura española.