Estamos en otra ocasión y en otro lugar, dos altos oficiales norteamericanos aparecieron en el centro de artillería del Almirantazgo en el puerto de Portsmouth. No se había informado de sus nombres y fueron encomendados a H.W. Richmond, un famoso matemático.
Por experiencia propia, Richmond suponía que los oficiales no sabían matemáticas. Empezó a explicar a esos dos oficiales lo que estaban haciendo sin emplear cálculo infinitesimal. Los oficiales escuchaban y de vez en cuando hacían comentarios muy razonables. En algún momento, Richmond preguntó:
– ¿Conocen quizá el cálculo infinitesimal?
El más alto de los oficiales respondió:
– Sí, conocemos el cálculo infinitesimal.
Richmond continuó con más profundidad y los comentarios del oficial se hicieron aún más inteligentes.
– ¿Son ustedes quizá matemáticos?
El americano más alto sonrió divertido y respondió:
– Me llamo Veblen.
Crowther (el periodista) estaba allí sentado y afirma que vio a Richmond saltar de su silla murmurando una serie de «¡Oh!» y «¡Uh!» entrecortados.
Resulta que tanto Richmond como Veblen trabajaban en el mismo campo de las matemáticas y se había pasado media hora tratando de explicar a Veblen la solución de ecuaciones diferenciales sin el cálculo infinitesimal.
Moraleja: antes de explicar algo, mejor conoce a tu alumno.
Fuente:
«Eurekas y Euforias», Walter Gratzer
«Aventuras de un matemático», Stanislaw M. Ulam
«¿Quién ocupó el despacho de Einstein?», Ed Regis