Cuántas veces hemos criticado la estampa tan común que choca al ver a un peón trabajando en la calle y otros siete mirándole.
Qué buena cosa es la crítica constructiva:
Primero el intentar las cosas uno mismo,
Luego el pensar soluciones y el aportarlas dejando puertas abiertas, vías para la libertad personal.
Por eso un buen líder no simplemente crea una solución inmediata para su problema (decir «NO» a un subordinado). Sino que ofrece opciones (En vez de «ESO» esto otro…)
He aquí dos anécdotas ilustrativas…
Maestro en habladurías
Era un maestro en repetir las habladurías que llegaban a sus oídos. «Lo malo no es –dijo el maestro– que las repitas, sino que cada vez lo haga con mayor maestría».
El oráculo y el impío
Queriendo un hombre impío burlarse del oráculo de Delfos, fue a su templo llevando debajo del manto un gorrión oprimido en la mano, para preguntarle si estaba vivo o muerto.
Se le ocurrió este engaño: sacar el gorrión vivo, si el oráculo decía que estaba muerto; y sacarlo muerto, si decía que estaba vivo.
Sin embargo, el dios conoció la pícara intención de aquel hombre, y contestóle que estaba vivo o muerto según quisiera, pues era dueño de matarlo o de dejarlo vivo.
Si hubiese usado… no habría muerto
Presentose un médico, dice Esopo, en casa de uno de sus clientes que acababa de expirar, y, al ver cómo le amortajaban, exclamó:
– «Este hombre seguramente no habría muerto si hubiese usado lavativas y no hubiera bebido vino».
– «¡Qué lástima, doctor –añadió intencionalmente uno de los circunstantes–, que hayáis guardado para tan tarde este consejo, del que no puede ya aprovecharse!».