EL MISTERIO DE LOS SANTOS INOCENTES (fragmento)
1873-1914
No me gusta, dice Dios, el hombre que especula sobre el mañana.
No me gusta el que sabe mejor que yo lo que voy a hacer.
No me gusta el que sabe lo que haré mañana.
No me gusta el que se las da de listo.
El hombre fuerte no es mi debilidad.
Pensar en el mañana, ¡qué vanidad!
Guardad para mañana
las lágrimas del mañana.
Que siempre habrá suficientes.
Y esos sollozos que os salen y os estrangulan.
Pensar en el mañana, ¿sabéis siquiera cómo haré el mañana?
¿Qué mañana os haré?
¿Sabéis si yo lo he decidido ya?
No me gusta, dice Dios, el que desconfía de mí.