Un individuo va con su mujer a las cuatro de la mañana, conduciendo borracho
– ¡Mariano, ten cuidado! -dice la mujer asustada-.
– ¡Tú tranquila, que yo controlo!
– ¡Mariano, Mariano, cuidado, una curva cerrada!
– ¿Y que te creías, que a las cuatro de la mañana iba a estar abierta?
Para un conductor borracho incluso la mayor recta resulta curva cerrada y
peligrosa.
El alcohol y el volante se llevan mal. Pero es que el alcohol se lleva mal
con todo. Y hoy está haciendo verdaderos estragos entre los jóvenes. Nunca
he entendido que para divertirse haya que emborracharse.
Alguien ha dicho que el hombre es el único animal que bebe sin tener sed.
Es una lamentable manera de huir de la realidad, de perder lo que nos hace
humanos: la racionalidad. Y es también una triste manifestación de
manifestar el vacío que hay dentro. Vacío que no se llena con alcohol ni con
nada de la tierra.